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Cretineces

Polígrafo TV: una aproximación

Anxo F. Couceiro

Hoy en Cretineces hablamos de publicidad.  La publicidad es el lenguaje que la vida moderna ha encontrado para codificar nuestros deseos y poner en marcha en el engranaje emocional que da sentido a la economía que rige nuestros propósitos ciudadanos. Estamos a favor de la publicidad porque la publicidad nos permite conocer nuestro presente social a través de aquello que anhelamos como consumidores y también nos permite conocer nuestro futuro a través de los anuncios de detergente. Para adentrarnos en este fabuloso universo, hemos elegido analizar todos los resortes persuasivos de una Obra Maestra contemporánea, el spot de POLÍGRAFO TV, una aplicación para smartphones de tecnología punta basada en el clásico detector de mentiras.

El anuncio, de título Interrogatorio (spoilers alert), nos sitúa en una trama criminal donde dos policías intentan desenmascarar a una sospechosa recurriendo a la marca promocionada. En un sorprendente giro metalingüístico (no será el único) los policías están interpretados por Jimmy Giménez Arnau y Kiko Matamoros, colaboradores de un programa de televisión donde se usa una versión analógica del mismo artilugio poligráfico.

 

Esto nos permite abrirnos a un público nuevo para el que, en principio, el consumo de aplicaciones móviles supone un terreno vedado por circunstancias tanto culturales como generacionales. Los espectadores del modelo de televisión que encarnan Giménez Arnau y Matamoros pertenecen a un espectro social y de edad, en principio, diferentes a los consumidores del Angry Birds, pero al situar a estos dos personajes como reclamos, los anunciantes, mediante una planificación estratégica magistral, colocan su producto en el escaparate adecuado para ampliar los horizontes de su target comercial.

No sólo eso, sino que, además,  la relevancia de estos personajes trasciende el mero posicionamiento del producto, y tiene connotaciones narrativas claves en el desarrollo del discurso poético utilizado para crear una identificación emocional. Toda la trayectoria televisiva del señor Kiko Matamoros está determinada por la circunstancia de ser gemelo de Coto Matamoros. La relación fraticida entre ambos ha alimentado numeras horas de espectáculo catódico dedicadas a esclarecer cuál de los dos hermanos era Abel y cuál Caín. Así las cosas, resulta evidente que Kiko Matamoros, en calidad de gemelo bueno o gemelo malo, encarna la dualidad que el propio dispositivo poligráfico representa por mediación de su análisis binario: mentira o verdad; sí o no. 

 

Por otra parte, Jimmy Giménez Arnau cumple aquí una función doble como poeta y voz autorizada. Como poeta porque, sencillamente, escribe versos: tiene tres poemarios publicados, cada uno más hondo que el anterior. Y como voz autorizada porque hasta dos veces se recurre a su palabra como epítome de honestidad. Profundizaremos ahora en estas dos vertientes del personaje.  En este poema del volumen La soledad distinta, Giménez Arnau se descubre como torturado conocedor del alma humana:

 

Cómo te amé, mi amor, cómo te amé.

Yo calenté estos versos en tu vientre,

te amé hasta deprimir las bestias del deseo,

te amé la boca y tu saliva amé,

y amé la silla donde te sentabas con todo tu cansancio

a verme amar desaforadamente

tu propia sombra aún conmigo sobre el lecho.

Pero todo pasó, todo pasó

(con esa misma majestuosidad súbita con que pasan nuestros pensamientos),

y ahora sólo sé que sabe a cotidiano

el trozo más selvático de mí.

 

Es su talento —codificador de las cosas y las artes y las emociones— el que lo lleva a titular el libro con las siglas del LSD, sustancia última de su inspiración en aquellos años, y a referirse a su sexo con la metáfora del trozo más selvático de sí mismo, algo a lo que vuelve en el spot que nos ocupa cuando (minuto 0:51) anhela ver “el trozo más selvático” de la protagonista (“¿lleva bragas o no las lleva?”, se pregunta). 

Jimmy con mirada escrutadora.

No podemos olvidar el rol que el poeta ejerce, además, como voz autorizada, sobre todo porque ese mismo rol incurre en una nueva referencia textual que sobrepasa los límites de Lo Meta para volarnos, directamente, la puta cabeza. “Palabra de Jimmy Giménez Arnau” no es un eslogan exclusivo de POLÍGRAFO TV, sino que el mismo Giménez Arnau lo puso de moda en los 90 cuando fue contratado como imagen de Revital, complemento alimenticio vivificante que aprovechaba una polémica de la época para dar a ver que las cualidades de su producto eran alabadas por expertos en materia de estimulantes. Éstas eran las palabras de aquella publicidad radiofónica que ahora POLÍGRAFO TV recupera para su causa:

 

“Hola, soy Jimmy Giménez-Arnau. Quienes me conocen saben que me va lo legal, lo que funciona, y por eso tomo Revital con ginseng, jalea real y vitamina C. Cuando estoy cansao, agotao, apagao… Me tomo una ampolla de Revital y recupero el ritmo. ¡Vaya que sí! Revital me pone. Palabra de Jimmy Giménez-Arnau.”

 

No obstante, el eslogan oficial de POLÍGRAFO TV, anunciado en el minuto 1:03, se esconde tras la solución de este gracioso jeroglífico.

La mímesis con Instinto Básico no es casual. Ya el programa Aquí hay tomate utilizaba recurrentemente la banda sonora de Jerry Goldsmith para ilustrar los misterios famosiles que iba postergando con cebos (“en breves momentos”) hasta el final del espacio. Si la llamada telebasura (ámbito al que pertenecen los protagonistas de nuestro anuncio) pretende ahondar en la intimidad de las celebridades, en lo más bajo, lo más secreto, para saciar la curiosidad de su público, POLÍGRAFO TV atraviesa estos mismos pantanos de la conciencia, ofreciendo a sus clientes la herramienta definitiva para expugnar la privacidad de sus allegados. Queremos saber lo que hay debajo de las mentiras ajenas del mismo modo que queremos saber lo que hay debajo de la falda de la sospechosa (momento recogido por el anuncio en el minuto 0:50 con breve sutileza).

Breve sutileza.

Las figuras retóricas comprendidas en el anuncio de POLÍGRAFO TV son tantas y tan jugosas que podríamos alargarnos durante interminables párrafos debatiendo sobre ellas, pero no queremos abusar de la confianza del fatigado lector, de manera que procedemos a ir finalizando con un resumen de su estrategia publicitaria.

Nos hallamos ante una obra catedralicia de La Modernidad. Es por ello que si, como dijo Michael Maynard, la publicidad es la poesía del capitalismo, este spot vendría a ser como un soneto de Dante. Rendidos a su belleza quedamos, pues. 

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