Crítica gastronómica
La croqueta del mes
Smitthee McAvoy
Este mes nos complace contar en nuestra sección con uno de los críticos gastronómicos más ilustres del panorama internacional, Smitthee McAvoy, colaborador habitual de The Guardian y la revista Bon Appétit, entre otros medios.
Bar El Figón
Obispo Orueta 1
11937, Bilbao
As a Scot living in Spain for over 22 years, I sometimes think that this country doesn’t value enough its tradition and culture. Without going any further, it is shocking how many spanish artists are valued more enthusiastically abroad than in its own home. This paradox, of course, is extensible to gastronomy, which is often mistreated by ordinary spaniards while their most notable chefs reap accolades around the world. I know there is a popular belief that advocates the supposedly traditional values against the ‘nouvelle cuisine’. I find this outlook particularly nasty. Claiming for nostalgia is always a mistake. When we miss the stew of our grandmother, we’re condemning us to continue painting cubist figures in the XXI century as if it was an innovation. It is not. That is why I think keep eating the croqueta from our ancestors punish our children to not understand the croqueta coocked by their grandchildren.
Unfortunately, those responsible from El Figón, in Bilbao, shouldn’t think the same. The poetry of this croqueta doesn’t differ much from what Alexandre Dumas found on his trip to Spain as a guest to the wedding of the Infanta Luisa Fernanda with the Duke of Montpensier in 1846, and whose textures he described in ‘Le grand dictionnaire de cuisine’. What a breakthrough! The Figon’s croquette is a piece devoid of ambition, creativity and soul, which finds the summit of its vulgarity in a slice of ham served as a carpet in the bread. In all my years as a judge of the best pintxos in Bilbao, I can’t find such a rude expression of culinary coarseness. The redundancy of serving ham with ham croquette makes me wish that ETA raise and shot in the head to the Figon chefs. The tradition of Basque pintxos has been betrayed by the greasy hand of that famous Spanish Grandmother that everybody seem to shelter within. I personally shit on that grandmother. Many years ago, I came to live in Spain for gastronomy. That’s the reason I feel insulted when I savor a work that is so petty. I hope these pitiful cooks who so happily recycle leftovers from yesterday can start recycling their ideas. Otherwise, I'll be forced to smash the balls of next faggot who dares to serve me such an offensive piece of shit.
Croquetas
Bar El Figón
1 € the pintxo
Breaded: 2
Inside: 3
Flavour: 1
Originality: 0
Respect for tradition: 7
Value for money: 4
Overall rating: 2,8
Como escocés residente en España desde hace más de 22 años, a veces pienso que este país no aprecia lo suficiente su tradición y cultura. Sin ir más lejos, resulta sorprendente la cantidad de artistas españoles a los que aplauden con mayor entusiasmo en el extranjero. Este fenómeno, desde luego, es extensible a la gastronomía, que con frecuencia es maltratada por los españoles de a pie mientras sus más notables cocineros cosechan elogios por el mundo entero. Sé que existe una creencia popular que defiende los valores supuestamente tradicionales en contra de la nueva cocina. Yo encuentro este punto de vista del todo aborrecible. Reivindicar la nostalgia es siempre un error. Cuando añoramos el puchero de nuestra abuela, estamos resignándonos a seguir pintando figuras cubistas en el siglo XXI como si eso fuera una innovación. No lo es. Me temo que seguir comiendo la croqueta de nuestros antepasados condena a nuestros hijos a no entender la croqueta cocinada por sus nietos.
Por desgracia, los responsables de El Figón, en Bilbao, no deben de pensar lo mismo. La poesía de esta croqueta no difiere demasiado de la que Alejandro Dumas se encontró en su viaje a España como invitado a la boda de la infanta Luisa Fernanda con el duque de Montpensier en 1846, y cuyas texturas describió en su 'Gran diccionario de cocina'. Todo un avance. La croqueta de El Figón es una pieza desprovista de ambición, creatividad y alma que encuentra la culminación de su vulgaridad en una loncha de jamón presentada como una alfombra unida al pan. En todos mis años como jurado de los mejores pintxos bilbaínos, me cuesta hallar una expresión tan grosera de rudeza culinaria. La redundancia de ofrecer jamón junto a una croqueta de jamón me hace jugzar muy severamente a los chefs de El Figón. La tradición del pintxo vasco ha sido traicionada por la grasienta mano de esa Abuela Española que todo el mundo parece albergar en su interior. Estoy en total desacuerdo con semejante filosofía. Hace mucho tiempo, me vine a vivir a España por la gastronomía. He aquí la razón por la que me siento insultado al paladear una obra tan mezquina. Ojalá estos despreciables cocineros que tan alegremente reciclan las sobras del día anterior puedan empezar a reciclar también sus ideas. De lo contrario, estaremos condenados.
Croquetas
Bar El Figón
1 € el pintxo
Rebozado: 2
Interior: 3
Sabor: 1
Originalidad: 0
Respeto a la Tradición: 7
Relación calidad-precio: 4
Nota global: 2,8